Buenas y malas de Petro



El esfuerzo de la ciudadanía, en específico su sector más pluralista y de carácter progresista, ha resultado inútil ante la maquinaria mediática que han impulsado los bloques empresariales del gremio de construcción y de finca raíz, logrando una cohesión política con sus pretensiones mercantilistas. Justamente este sector económico representa el vector que ha generado más ingresos en el PIB de la economía del país durante los últimos años, por encima del sector petrolero. Pero no debemos estimar que los índices de crecimiento reflejan un panorama favorable para el país, pues precisamente fue el crecimiento del sector inmobiliario lo que causó la grave crisis económica de España en lo que llevamos de siglo. Este factor, sumado al hecho que la expansión edificadora sustenta su plataforma de la explotación irresponsable del patrimonio natural de la nación, y que el escenario donde se erige las viviendas es fundamental para un sostenimiento ambiental de la ciudad; lejos llevarán a Bogotá de un futuro viable, en “paz” y “democracia”.
Mientras algunos estamentos, en precisión las asociaciones mercantilistas, focalizan sus intenciones en expandir una crisis cada vez más inestable, a saber la del control sobre la plataforma silvestre del altiplano bogotano; las ciudadanías, que en su intento de procurar la comunidad, la armonía colectiva, las políticas incluyentes, la concientización y rehabilitación sobre del medio, por el contrario impulsan voluntades de reconciliación y de desarrollo protector de agentes vitales, que para algunos resultan ser sólo recursos de explotación o vehículos de producción para acumulación de “riquezas”. Estrategias potencialmente sostenibles como el POT, que es una ventaja para que las futuras generaciones gocen de un mejor espacio urbano junto con periferias accesibles y ricas es biodiversidad, es una pérdida de inversión para una maquinaria depredadora que solo tiene en cuenta sus garantías como empresas productoras de capital con regalías sólo fomentan desigualdades socioeconómicas.

La ciudad capitalina se está ocupando arduamente por la recuperación de zonas que han caído en el deterioro absoluto por las basuras acumuladas, entidades como el jardín botánico, las alcaldías locales y la Secretaria Distrital de Ambiente son las que se encuentran promoviendo la renaturalización, el cuidado y la limpieza de diferentes sectores de la ciudad; entre ellos se encuentra La candelaria y la localidad de Chapinero.
 Adjunto a esto, hay que reconocer el trabajo que han ejercido las entidades a cargo del medio ambiente de la ciudad, ya que junto a la población misma se ha permitido a sectores del sur de la ciudad tener un ambiente reducido en polución con acciones como el sellamiento de la ladrillera San Marcos en la localidad de San Cristóbal, teniendo en cuenta que este sellamiento no favorece únicamente a este sector sino a todos los habitantes de la ciudad capitalina.

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